El “Efecto Canje” en las Galas: Cuando la Foto Sale Más Cara que el Fotógrafo

En el mundo de los eventos sociales de alto perfil, no todo lo que brilla es oro… y no toda foto con flash es buena. En galas, premiaciones y reconocimientos que se repiten año tras año, hay un patrón que llama la atención: organizadores que, para ajustar el presupuesto, recurren a fotógrafos “de canje” que terminan dejando recuerdos… memorables, aunque no siempre por las razones correctas.
La receta es conocida:
- Fotógrafos con cámaras imponentes pero ajustes incomprensibles.
- Desenfoques accidentales dignos de un museo surrealista.
- Retratos con gestos imposibles que ni el famoso más carismático podría defender.
- Y, por supuesto, publicación inmediata de todo, sin filtro ni piedad.
Para el organizador, es negocio redondo: generan material para redes, alimentan el “circo” mediático y el gasto es mínimo. Para el público, entretenimiento garantizado. Para quienes cuidamos cada detalle de la imagen… es un dolor de retina.
Entre la reputación y el bolsillo
Estudiantes de fotografía me han mostrado capturas y me preguntan:
“¿No te afecta estar en el mismo evento que esos fotógrafos?”.
La respuesta es simple: sí, puede afectar la imagen, pero todo depende de la trayectoria. Si recién empezás y nadie te conoce, no tenés nada que perder. De hecho, yo mismo he llevado gente nueva que disfruta de la fotografía para que agarre práctica, y este tipo de eventos puede ser una buena escuela: se aprende, se hace experiencia y, con un poco de suerte, hasta podés terminar ganando algún premio.
Si uno se concentra en hacer bien su propio trabajo y entregar calidad constante, no debería afectar demasiado. Pero entiendo la preocupación: la diferencia entre un profesional y alguien improvisado se nota… aunque para el público general, a veces no tanto.
La clave está en la balanza: ¿vale la pena rechazar un buen pago solo para no compartir espacio con fotógrafos que descuidan la imagen? A veces sí. Otras, el valor de estar en ese evento, relacionarte con el público correcto y posicionarte como “VIP” compensa el riesgo.
El “destape” con las redes sociales en 2025
En estos eventos también hay fotógrafos con más años de experiencia que yo. Antes, uno veía su “actuación” al sacar fotos —los movimientos, las poses, el despliegue— pero las imágenes nunca aparecían en ningún lado.
La historia cambió con la llegada (y la inevitabilidad) de las redes sociales. En 2025, hasta el más tradicional se ve obligado a mostrar su trabajo en Instagram o Facebook… y ahí se destapa la realidad.
Fotos borrosas, mal encuadradas, con gestos desafortunados, luz inexistente… Y ojo: de vez en cuando aparece una buena foto, pero no hay consistencia. No son fotógrafos “parejos” en calidad, y eso en eventos de alto nivel se nota.
Lo curioso es que, como no cobran, muchos organizadores y público los ven como “los buenos”. Los que sí cobramos, de repente, quedamos como “los malos de la película”. Una ironía: cobrar por hacer bien el trabajo te convierte en villano; hacerlo gratis, aunque sea mal, te da aura de héroe.
La importancia de la imagen del fotógrafo más allá de la foto
En fotografía no es solo capturar la imagen perfecta; es todo el armado que hay detrás: la confianza del famoso, la familiaridad que genera saber con quién se están sacando la foto. Eso transmite tranquilidad y profesionalismo, y le aporta prestigio al cliente y al evento. Ser discreto pero prolijo es fundamental; la imagen del fotógrafo no es solo la foto que entrega, sino también cómo se comporta durante el evento. Algunos, en cambio, van a los eventos con el objetivo de tomar y comer, no con la intención adecuada, y terminan borrachos o generando situaciones incómodas.
Moraleja para fotógrafos y clientes
Si querés atraer clientes que valoren calidad, mostrate en los lugares correctos… pero dejá que tu trabajo sea el filtro natural. Los que buscan “barato” se irán con quienes no cobran; los que buscan excelencia, te van a encontrar.