Usar la muerte para aparecer

Quienes trabajamos desde hace años en medios, eventos y fotografía, tanto en Uruguay como en Argentina, terminamos registrando a figuras públicas y personas famosas en distintos momentos de su vida: en su cumpleaños, en eventos, en apariciones públicas, en su rol profesional. En muchos casos hubo vínculo real y trabajo sostenido.

El problema no está ahí.


El problema aparece cuando se usan fotos tomadas en eventos puntuales —ya sea por terceros o por las propias personas— para mostrarse junto a alguien fallecido. No porque haya existido una relación real, sino porque la imagen existe y sirve para exponerse.

Fotos hechas en contexto profesional o circunstancial pasan a funcionar como supuestos homenajes. Textos largos, palabras que sugieren una cercanía que nunca existió y despedidas públicas que no van más allá de la visibilidad.


El problema no es la foto, es la intención.

No es lo mismo haber estado que querer aparecer.
No es lo mismo haber tenido vínculo que usar una imagen aislada.
Y no es lo mismo recordar que exponerse.

En algunos casos, incluso, esto escala a eventos “homenaje” que funcionan más como acciones comerciales o de visibilidad que como actos de recuerdo. El foco deja de estar en la persona y pasa a estar en el escenario.


No todo homenaje es genuino.
No todo fallecimiento necesita exposición.
Y no toda imagen habilita una despedida pública.

A veces, el respeto está en no usar la muerte como excusa para mostrarse.

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